Si estás aquí, es porque seguramente, ya hayas tenido alguna experiencia desagradable intentando imprimir algún material publicitario para tu negocio (flyers, folletos, tarjetas, etc).
Colores totalmente diferentes a los que veías en pantalla, tipografías que no se leen o quedan monstruosamente grandes, información recortada y otras pérdidas de tiempo y dinero.
No desesperes, es algo totalmente normal. Las artes gráficas son un oficio, no esperes acertar a la primera. Se trata de una técnica que desarrollan profesionales con años de experiencia y difícilmente puedas dar en el clavo simplemente por intuición propia.
Aunque no te voy a convertir en un profesional de las artes gráficas, en este artículo sí te voy a enseñar las claves básicas para que puedas preparar un archivo correctamente y llevarlo a impresión sin sorpresas… ¡Y sin morir en el intento!
Prepara un archivo a medida y añade el sangrado
Lo primero es que abras tu programa de diseño preferido y crees un archivo teniendo en cuenta las medidas seleccionadas o que te ha indicado tu proveedor.
A estas medidas, además deberás añadirle 3mm de más por cada lado. A esto le llamamos «sangrado» y su función es hacer que tu diseño quede impreso hasta el extremo. De esta forma evitamos los bordes blancos y otros desastres cuando el profesional recorte tu archivo.
NO incluyas información principal dentro del espacio de sangrado, lo ideal es que por ejemplo, amplíes el fondo. Recuerda que estos bordes van a ser recortados.
Trabaja en modo CMYK
Revisa el modo de color que estás utilizando. Tu paleta de colores tiene que estar en CMYK y nunca en RGB. Éste último, se utiliza únicamente en archivos que solo van a ser visualizados en pantalla.
Esto es uno de los errores más comunes y que perjudican gravemente a la alteración del color que realmente verás impreso.
Convierte las tipografías a curvas o rasterízalas
Hay fuentes que están protegidas, o simplemente desaparecen cuando el archivo se abre desde otro ordenador que no la tiene descargada.
Para evitar que te impriman un archivo con una tipografía diferente a la que tu has seleccionado (esto puede derivar en catástrofes, créeme) tienes que pasar a curvas todas las tipografías que utilices o rasterízarlas.
De esta forma, conseguirás que sean inamovibles.
Resolución a 300ppp
Asegúrate de que tu archivo esté a 300ppp y todas las imágenes que incluya el mismo también lo estén.
Si el archivo no está a la resolución que te indico, te arriesgas a que se pixele y esto es otro de los fallos más comunes.
Los archivos a 72ppp son para visualizar en pantalla y web. Su calidad NO es suficiente para impresión.
Guarda el archivo en PDF
El PDF será tu aliado. Se trata de un formato estándar, accesible y que respeta la calidad y diseño del archivo.
No necesitas más.
Haz una prueba de impresión
Aunque sigas estos pasos, siempre puede haber factores externos que condicionen el resultado final.
No te arriesgues.
Pide una prueba de impresión antes de realizar una tirada sobre el mismo soporte que utilizarás, si es posible. Teniendo la prueba en tus manos, siempre puedes trabajar para mejorar el archivo y solventar posibles errores.
Una vez en mano, seguro que tienes una percepción diferente. A mi me pasa.
Comunícate con tu proveedor
Cada imprenta trabaja de una forma y tiene una maquinaria específica. Es importante que además de seguir estas pautas, preguntes al proveedor cómo prefiere que le entregues el archivo.
Espero que estos consejos te sirvan de ayuda en tu próximo proyecto y te ahorres un posible susto final. ¡Cuéntame tus experiencias en los comentarios!